Al iniciarse este 2014, me encuentro conversando conmigo mismo:
Santa Teresa de Ávila, nacida hace cuatrocientos noventa y nueve años dijo "Vivo sin vivir en mí y tan alta dicha espero, que muero porque no muero".
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Quizá el único error en esta vida sea no haber leído y hecho carne ese verso y su concepto, reiterado en exquisitos versos de apoyo, de aquella "cultivadora /cazadora”: cultivadora de virtudes y cazadora de participantes en su fe, significado de TERESA según su origen griego.
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¿En cuál resquicio del presente está el nexo a la Eternidad Prometida? Seguro allí donde dos años se unen fusionados sin que ninguno de los dos tenga existencia.
Es el momento, el instante, el CERO que celebramos colectividades inmensas en este planeta donde nuestras respiraciones se unen en donde no hay preguntas porque todas las respuestas están generando la alegría de ser seres humanos.
El SOL avanza del este al oeste, como siempre, y al llegar en forma sucesiva a ese CERO sucesivo desde Australia hasta Hawai hay algarabía estruendosa como sí los sonidos del cielo, del mar, de las montañas y los volcanes hundiendo sus raíces en el centro de nuestro hábitat nos delataran que somos poseedores de los secretos que poetizaba Santa Teresa de Ávila.
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Ya estemos bailando, meditando, mandando mensajes de amor y Buenaventura a los seres que nos aman y amamos, o solamente escuchando el rumor de nuestro corazón transformado en un árbol más, entremos a este 2014 recibiendo cada segundo que nos es dado: como semilla de frutos y plantas beneficiosas; seamos cultivadores expertos de modo que al final del 2014 tener abundante cosecha para compartir con todos quienes somos parte de esta Tierra.
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Amigo, siempre; compañero de viaje, en los tramos que el Destino permite,
Germán Rosas
Martes 31 de diciembre de 2013 22:12 (+4:30)
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clic aquí para escuchar en vivo: http://www.ensayistas.org/curso3030/textos/poesia/vivo.htm
Vivo sin Vivir en Mí:
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Vivo sin vivir en mí
y de tal manera espero,
que muero porque no muero.
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Vivo ya fuera de mí
después que muero de amor,
porque vivo en el Señor
que me quiso para Sí.
Cuando el corazón le di
puso en él este letrero:
Que muero porque no muero.
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Esta divina prisión
del amor con que yo vivo
hace a mi Dios mi cautivo
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a mi Dios prisionero,
Que muero porque no muero.
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¡Ay, qué larga es esta vida,
qué duros estos destierros,
esta cárcel y estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.
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¡Ay, qué vida tan amarga
do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga:
Quíteme Dios esta carga
más pesada que de acero,
que muero porque no muero.
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Sólo con la confianza
vivo de que he de morir,
porque muriendo el vivir
me asegura mi esperanza.
Muerte do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.
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Mira que el amor es fuerte;
vida, no me seas molesta,
mira que sólo me resta,
para ganarte, perderte;
Venga ya la dulce muerte,
venga el morir muy ligero,
que muero porque no muero.
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Aquella vida de arriba,
que es la vida verdadera,
hasta que esta vida muera
no se goza estando viva.
Muerte, no seas esquiva;
viva muriendo primero,
que muero porque no muero.
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Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios que vive en mí,
si no es perderte a ti
para mejor a Él gozarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues a Él solo es al que quiero,
que muero porque no muero.
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Estando ausente de Ti,
¿qué vida puedo tener,
sino muerte padecer
la mayor que nunca vi?
Lástima tengo de mí
por ser mi mal tan entero,
que muero porque no muero.
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Cuando me gozo, Señor,
con esperanza de verte,
viendo que puedo perderte,
se me dobla mi dolor.
Viviendo con tanto pavor
y esperando como espero,
que muero porque no muero.
Reflexiones para una lectura de "Vivo sin vivir en mí"
[Fuente: Santa Teresa de Jesús. Obras completas. Madrid: BAC, 1972.
Audio: interpretación de Karen Pollard]
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